Líneas de acción de una política de calidad

Líneas de acción de una política de calidad

Este documento base contiene las líneas políticas de acción para acometer las tareas por venir:

1. De la “cultura política capitalista” a la militancia socialista

El triunfo electoral de la Revolución Bolivariana en diciembre de 1998, y su posterior avance, se produjeron por encima de muchas de las estructuras partidistas entonces existentes, tanto de derecha como de izquierda, casi todas atravesadas por la “cultura capitalista” de apropiación y uso del poder político, cuyo origen es el modelo rentista petrolero que penetró el alma nacional.
Esta “cultura capitalista” se expresa en el hecho de considerar que pertenecer a un partido equivale a “invertir” en él, a través de sus contribuciones financieras o con su trabajo militante, y que esa “inversión” debe ser “recompensada” o “remunerada” con puestos, cargos, prebendas o influencias en el Estado, en el terreno de los negocios o en el mismo partido.
La fortaleza de la Revolución Bolivariana se sustenta, en buena medida, en la voluntad del máximo liderazgo de la Revolución, de enfrentar esta “cultura capitalista”, favoreciendo el contacto directo con el pueblo, interpelándolo, pero sobre todo dejándose interpelar por él, convirtiéndose en una suerte de intérprete de las demandas y las aspiraciones populares, dándole voz a los que nunca la tuvieron y haciendo visibles a los invisibles, a los marginados, a los olvidados y explotados.

2. Convertir la maquinaria en un Partido-Movimiento al servicio de las luchas del pueblo

Las circunstancias en que se desenvuelve la Revolución Bolivariana, pacífica y democrática, hacen necesaria la existencia de un partido que asegure la movilización electoral, pero, principalmente, la formación ideológica, la coherencia y la sincronización de las acciones populares (ofensivas y defensivas).El Partido tiene que ejercer su función como “maquinaria electoral”, pero, principalmente, como instrumento para la transformación de la sociedad, desde los sistemas de dirección y gestión general del país hasta la cotidianidad ciudadana.
Sin embargo, debemos reconocer que en el PSUV, se ha venido produciendo una imposición de la lógica de la maquinaria, donde se concibe el hecho electoral como un fin en sí mismo, y no como una tarea en la lucha por democratizar radicalmente la sociedad venezolana. La amplia base social de la Revolución termina instrumentalizada bajo la forma de “masa de maniobra” electoral en cada proceso, y lo que es peor, con formas organizativas que cada año se redefinen en función del mismo, perdiendo por ende su condición de sujeto de la Revolución.
En el ámbito interno, es necesario reconocer que las aspiraciones de la militancia por lograr la democracia interna, en cierto modo, han sido frustradas por algunos militantes con cargos de dirección o de gobierno, los cuales manejan recursos y gestionan cuotas de poder, para imponer a sus lealtades personales por encima de los auténticos liderazgos populares, leales a los principios revolucionarios. Esta situación obliga a una profunda revisión de los mecanismos de selección de nuestras autoridades y de nuestros candidatos y poner en una balanza sus ventajas y desventajas.
Este confinamiento del Partido en sí mismo, conduce al progresivo alejamiento de la cotidianidad del pueblo, al desconocimiento de sus demandas y problemas. El Partido comienza a concebirse como un ente separado y superior al pueblo que debe “conducir”, y el trabajo revolucionario cotidiano, junto con las masas populares, es sustituido, en ciertos casos, por una especie de “contienda electoral”..

3. Convertir el Partido en un poderoso medio de propaganda, agitación y comunicación

No hay mejor propaganda que la completa imbricación de la militancia del Partido con las masas populares. Es el contacto directo permanente, es la lucha cotidiana, orientada a la resolución de problemas concretos, la que determina la manera como es percibido el Partido por el pueblo.
No obstante, la maquinaria del Partido con la fuerza de la que dispone, debe estar puesta al servicio de una audaz política propagandística, que al mismo tiempo, difunda de manera masiva los lineamientos tácticos y estratégicos y sirva de proceso de formación político-ideológica, pero sin perder nunca el anclaje en lo local. La propaganda también debe girar en torno a los problemas concretos de las comunidades.
Debe ser recuperada la idea de la propaganda, entendida como un poderoso factor de movilización, utilizando su elaboración, reproducción y distribución como un elemento para la activación y moralización permanente de nuestras fuerzas.El Partido debe retomar su papel de agitador de las masas populares, sobre todo en aquellos territorios controlados por la oposición, sin obviar la labor contralora que debe ejercer a todos los niveles, gobernados por nosotros.
De la misma manera, es necesario tener conciencia de que la política no se hace sólo desde las pantallas de la televisión, sino que deben multiplicarse formas diversas de comunicación popular, sin descartar ningún método, por más rudimentario que pueda parecer.


4. El PSUV como plataforma del desarrollo y fortalecimiento del Poder Popular

El Comandante Hugo Chávez ha hecho reiterados llamados al Partido, a los fines de establecer una amplia política de participación y de interpelación popular, orientada al impulso del control popular de la gestión gubernamental en todos sus niveles.
Esta política de interpelación popular es una de las tareas principales de los y las militantes del PSUV: reconocer, organizar y viabilizar las amplias demandas sociales acumuladas en nuestra sociedad, para que se encuentren soluciones sostenibles, en el marco de la lucha por la construcción del Socialismo Bolivariano.
Es preciso reconocer que esta tarea ha sido, en muchos sentidos, descuidada por el PSUV, en parte presionado por circunstancias propias de nuestro proceso político, en parte como consecuencia de una valoración errada de la relación entre el pueblo, el Partido y el gobierno. Un partido desvinculado de las luchas del pueblo y sus demandas, es un partido que ve seriamente limitada su capacidad para servir de instrumento motorizador de la transformación socialista de la sociedad.
El Partido debe visibilizar y canalizar las crecientes y variadas demandas insatisfechas del pueblo, interpelando junto a él a todas las instituciones y organizaciones públicas o privadas que puedan afectar, negativa o positivamente, el acceso a la satisfacción de las necesidades humanas.
Pero más allá de éstas, las Bases de Patrullas y Círculos de Luchas Populares y del Buen Vivir pueden surgir como instrumentos para organizar y movilizar a las comunidades en torno a problemas específicos, en la búsqueda de su solución colectiva..
Estas necesidades deben ser identificadas y abordadas tempranamente, y a partir de ellas, de la implicación en la organización y motorización de estas demandas para lograr respuestas del Estado, establecer las bases de la organización social necesarias para crear las REDES DE LUCHAS POPULARES Y DEL BUEN VIVIR, en el seno del poder popular.

5. La Constitución del Gran Polo Patriótico: una audaz política de Repolarización

En este sentido, y con base en la propuesta de construcción de un Gran Polo Patriótico que apueste por los cambios democráticos y revolucionarios de la sociedad venezolana, rescatando el espíritu nacionalista y libertario que hace 200 años animó la lucha de pueblo venezolano para darse una Patria Soberana, se propone:
1.- La realización de Consejos Patrióticos Bicentenarios en todos los municipios, reuniendo a la base del Partido, a los militantes de los partidos aliados, a todas las formas de organización popular revolucionaria, con el propósito de trabajar sobre los asuntos generales y específicos de todas las áreas y dominios de la vida social local. Sus objetivos inmediatos serían:
a) Debatir ampliamente y aprobar un plan de construcción del Socialismo en lo concreto.
b) Impulsar la creación de las Bases de Patrullas y Círculos de Luchas Populares y del Buen Vivir, cuyo propósito sería el pleno ejercicio de la contraloría social de la gestión de gobierno y proponer soluciones, así como protagonizar la denuncia y el combate a la explotación concreta del capitalismo (depredación ambiental, estafa, atropello laboral, especulación, etc.) y su superación, a través de medidas y políticas socialistas.
Una vez culminado el tiempo de conformación de los Consejos Patrióticos Bicentenarios, realizar Consejos Patrióticos Bicentenarios a escala estadal, con los mismos propósitos.
Simultáneamente al desarrollo de estos Consejos (o posterior a estos), se pueden realizar Consejos Patrióticos Bicentenarios Sectoriales (economía y sus cadenas productivas), frentes sociales (trabajadores, educación, salud, campesinos, mujeres, afro descendientes, personas con discapacidad, pobladores, buhoneros, motorizados, jóvenes, ambiente, comunicación), y otras formas de organización social tales como los Consejos Comunales, entre otros.
Un proceso de este tipo crearía las condiciones para reunificar y, sobre todo, ampliar la base popular que sustenta a la Revolución (obreros, campesinos, pobladores, estudiantes) y para lograr alianzas con sectores patrióticos de la clase media profesional, de la cultura, del deporte y de pequeños y medianos empresarios honestos.
Este amplio proceso de planificación participativa e inclusiva a escala nacional, centrada en luchas y demandas concretas de las comunidades y no en abstracciones discursivas, podría constituir, en el corto plazo, un viraje estratégico en la ampliación de la correlación de fuerzas favorables a la Revolución Bolivariana.

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